La astenia primaveral

Astenia es un término clínico que significa “cansancio”. Podemos definir la astenia como una sensación de fatiga y debilidad generalizadas con síntomas muy diversos: alteración del estado general, fatiga intelectual con dificultad de concentración y trastornos de la memoria, del sueño y alteraciones del apetito.

Un 2% de la población puede sufrir astenia coincidiendo con el paso del invierno a la primavera. No es una enfermedad, sino un síntoma que puede deberse a enfermedades orgánicas o psicológicas, pero también a otras causas como el estrés o el exceso de trabajo.

Se presenta especialmente entre los 20 y los 50 años, y adquiere una mayor prevalencia entre mujeres que entre varones.

Este cuadro clínico sin causa aparente que lo justifique, y coincidiendo con el cambio estacional ya comentado, es conocido comúnmente con el nombre de astenia primaveral.

Astenia primaveral

Los expertos no valoran la astenia primaveral como cuadro clínico. Los psiquiatras aseguran que los casos en los que sí aparece esa sensación de fatiga o de pérdida de energía en esta época pueden tener que ver con cuadros subclínicos de tipo somático que no son fácilmente diagnosticables, pero esto no es un trastorno psiquiátrico, sino un síntoma más en el marco de otras enfermedades que sí pueden tener un carácter estacional. ¿Qué síntomas tiene la astenia primaveral?

• Cansancio inexplicable, debilidad muscular, falta de energía.
• Problemas de concentración y dificultad para realizar las actividades cotidianas habituales.
• Falta de apetito.
• Trastornos del sueño, dificultad para dormir o para tener un descanso reparador, lo que a su vez provoca somnolencia diurna y un aumento de la fatiga.
• Irritabilidad, nerviosismo, cambios de humor.
• Dolores de cabeza más frecuentes o intensos de lo habitual.
• Apatía, tristeza injustificada, desmotivación, disminución del deseo sexual.

¿Por qué se produce?

El origen de todo está en el hipotálamo, una glándula localizada en el cerebro encargada de regular, entre otras cosas, la temperatura, la sed, el apetito, el sueño y la vigilia, y que segrega hormonas y neurotransmisores como las feniletilaminas, que son una especie de «anfetaminas» encargadas de provocar euforia; las beta-endorfinas, responsables del optimismo vital, y las serotoninas u hormonas de la felicidad.

Parece ser que se debe a una combinación de dos factores:

• Las horas de luz solar
• Los ciclos hormonales

¿Cómo prevenirla?

Un elemento muy importante en la prevención de la astenia primaveral es ser consciente de su existencia. Saber que es normal sentir cansancio cuando llega la primavera, nos ayudará a darle la importancia justa y actuar en consecuencia.

De manera general, para prevenir o combatir la astenia primaveral nos centraremos en tres grandes ámbitos de nuestra vida:

• la dieta, rica en vitaminas y minerales: ayuda a tu sistema inmunitario siguiendo una alimentación sana y equilibrada, rica en verduras de hoja verde, frutas, legumbres y cereales integrales.
• el descanso. Mantén una buena higiene del sueño: acuéstate un poco antes en esta época y procura dormir 7-8 horas.
• la actividad física. No te dejes vencer por la apatía y procura hacer ejercicio moderado cada día. Mantenerte activo es el mejor antídoto contra el cansancio y el decaimiento.
• Ayudas naturales. Tomar jalea real, ginseng, polen, germen de trigo o levadura de cerveza, sustancias naturales de propiedades revitalizantes, puede ser de gran ayuda.
  • Pero antes de tomar cualquier suplemento, consulta con un especialista, ya que puede estar contraindicado en caso de sufrir ciertas enfermedades o bien interactuar con otras medicaciones.

Por tanto, si al principio de la primavera estás más cansado de lo habitual, y te faltan fuerzas para desempeñar las actividades diarias, te encuentras triste o sientes hastío, es probable que estés sufriendo una astenia primaveral.

No obstante, si tu sensación de cansancio o tristeza persiste en el tiempo, debes consultar al médico, porque podría tratarse de otro problema subyacente.